En el mensaje del Papa ‘a la ciudad y al mundo’ una invitación a la esperanza y al diálogo
ROMA.- Durante una lluviosa bendición ‘a la ciudad y el mundo’ ( Urbi et Orbe), el Papa Francisco ha recordado que “el Verbo se hizo carne para dialogar con nosotros y no quiere tener un monólogo”. Rafirmó que Dios mismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es diálogo, eterna e infinita comunión de amor y de vida¨

Para el Papa el diálogo es especialmente urgente, junto a la esperanza y la confianza en estos tiempos de pandemia en los que “se pone a prueba nuestra capacidad de relaciones sociales, se refuerza la tendencia a cerrarse, a valerse por uno mismo, a renunciar a salir, a encontrarse, a colaborar”.
Y se refirió al ámbito internacional en donde existe “el riesgo de no querer dialogar, el riesgo de que la complejidad de la crisis induzca a elegir atajos, en vez de los caminos más lentos del diálogo; pero son estos, en realidad, los únicos que conducen a la solución de los conflictos y a beneficios compartidos y duraderos”.

Pero Jesús, dijo “ es fuente de verdadera paz” y se refirió a los conflictos presentes en el mundo.
“Pensemos en el pueblo sirio, que desde hace más de un decenio vive una guerra que ha provocado muchas víctimas y un número incalculable de refugiados”, recordó. “Miremos a Irak, que después de un largo conflicto todavía tiene dificultad para levantarse”, dijo. “Escuchemos el grito de los niños que se alza desde Yemen, donde una enorme tragedia, olvidada por todos, se está perpetrando en silencio desde hace años, provocando muertos cada día”. Se refirió también a la situacion de tensiones entre israelíes y palestinos que se prolongan sin solución, con consecuencias sociales y políticas cada vez mayores”. Imploró que “no nos olvidemos de Belén” y tampoco de Líbano, “que sufre una crisis sin precedentes con condiciones económicas y sociales muy preocupantes”.

Dijo que Jesús, se hizo carne, “compartió nuestros dramas y rompió el muro de nuestra indiferencia” y a Él le ha pedido “la fuerza de abrirnos al diálogo. En este día de fiesta le imploramos que suscite en nuestros corazones anhelos de reconciliación y de fraternidad. A Él dirijamos nuestra súplica”. A modo de oración dijo: “Niño Jesús, concede paz y concordia a Oriente Medio y al mundo entero. Sostén a todos los que están comprometidos en la asistencia humanitaria a las poblaciones que se ven forzadas a huir de su patria; consuela al pueblo afgano, que desde hace más de cuarenta años es duramente probado por conflictos que obligan a muchos a dejar el país”.
Fue saludando a los fieles y para América, el Santo Padre ha pedido “la solidaridad, la reconciliación y la pacífica convivencia, a través del diálogo, el respeto recíproco y el reconocimiento de los derechos y los valores culturales de todos los seres humanos”.

Al Niño Dios le ha pedido que conforte “a las víctimas de la violencia contra las mujeres que se difunde en este tiempo de pandemia”; Ofrece esperanza a los niños y a los adolescentes víctimas de intimidación y de abusos; Da consuelo y afecto a los ancianos, sobre todo a los que se encuentran más solos. Concede serenidad y unidad a las familias, lugar primordial para la educación y base del tejido social”.
Sus palabras han sido también una invitación a la esperanza: “Muchas son las dificultades de nuestro tiempo, pero más fuerte es la esperanza, porque «un niño nos ha nacido». Él es la Palabra de Dios y se ha hecho un infante, sólo capaz de llorar y necesitado de todo. Ha querido aprender a hablar, como cada niño, para que aprendiésemos a escuchar a Dios, nuestro Padre, a escucharnos entre nosotros y a dialogar como hermanos y hermanas. Oh Cristo, nacido por nosotros, enséñanos a caminar contigo por los senderos de la paz. ¡Feliz Navidad a todos!”.
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