Deseo de San Pedro Poveda para el laicado de hoy
El documento en el que San Pedro Poveda recoge íntegramente la frase de Santa Teresa —en estos tiempos son menester amigos fuertes de Dios para sustentar a los flacos ( Vida, 15,5)– es de 1929. Este es un año en que determinadas circunstancias hacían que Poveda espolease la responsabilidad de un grupo cualificado de colaboradores. Pero el argumento que justifica la fortaleza que se pide a los amigos de Dios subyace en todas y cada una de las etapas de su producción ascética. En el principio, en el medio y en el fin. Pero no es una fortaleza estática de aguantar en un rincón. Es una fortaleza dinámica, de andar por la calle.
Los hombres y las mujeres en los que piensa Poveda, pisan el asfalto, ganan su pan, protestan de las cosas, educan a sus hijos y a los hijos de los demás, se equivocan, aciertan, se vuelven a equivocar, riñen con la familia, darían la vida por ella, echan una mano, rezan, trabajan en lo suyo, se divierten, viven con la gente. Pero creen en Dios, piensan que los hombres son sus hermanos, que el mundo es maravilloso, pero que vale la pena luchar para que sea mejor y sea para todos. En una palabra, los amigos fuertes de Dios en los que piensa Poveda, son audaces.
La fortaleza en la pluma de Poveda se dobla de audacia. “No entendamos cosa en que se sirva más al Señor que no presumamos salir con ella con su favor”, escribe la Santa de Ávila. Y comenta Poveda: “Este es el programa que demandan los tiempos presentes y las necesidades de la sociedad actual”.
Los cristianos según Poveda, pueden y deben aportar a la sociedad contemporánea valores y empeños sustanciales para la construcción de un mundo más solidario. Su presencia es para él insoslayable en aquellos sectores públicos y privados de la sociedad en donde estima que tal presencia es más urgente y necesaria. Creyó firmemente que la transformación del mundo, en sentido más humano y más justo, era posible desde la fe y no renunciando a ella, según la propuesta laicista de su momento. Desde esta perspectiva, la creación de la asociación de seglares –Institución Teresiana– que en forma de colaboración organizada recogió el pensamiento y las iniciativas povedanas, constituirá como es bien sabido, un elemento clave para hacer realidad sus deseos.
Como los primeros cristianos
… El amigo fuerte de Dios tiene que encarnar la audacia persuasiva, creyente y comprometida de los hombres y mujeres de la primera cristiandad, que vivieron en un medio que les era hostil:
“La obra que pretendemos realizar ha de ser idéntica a la que imaginaron los primeros cristianos y los medios los que aquellos pusieron en práctica, aunque seamos tenidos por locos.”
¿De Teresa de Jesús a los primeros cristianos?¿ O de los primeros cristianos a Teresa de Jesús? Ambos temas aparecen en Poveda a la par. El temple de alma, la fortaleza de Teresa de Jesús es un tema recurrente. Pero al mismo tiempo la sensibilidad Povedana del tiempo presente apunta al estilo de vida de los primeros cristianos como tipo ideal… Los cristianos de la primera Iglesia vivían su fe a la intemperie y en un medio hostil: “no vivís en mejores tiempos,”– escribe Poveda en 1920–. El patrimonio de los primeros cristianos, su modo de ser y estar en el mundo, fue desde su origen el patrimonio de los miembros de la Obra de Poveda. El modo de creer, de evangelizar con la presencia y con la palabra, de compartir, de servir a la sociedad, de ayudarse fraternalmente, de ser Iglesia, fue desde siempre, según Pedro Poveda, la forma genuina y sustancial de los amigos fuertes de Dios en la ciudad secularizada.
…’Tengo para mí ‘ –y vuelvo a Poveda– que todos podemos aprender de sus escritos y de su vida a ser cristianos, mejores cristianos. Aunque Pedro Poveda dio respuestas concretas a problemas concretos de su tiempo histórico, sus constantes –la fortaleza, la audacia, la entrega humilde y sin límites a Dios y a los hombres– son actitudes evangélicas que trascienden el tiempo. Tal vez nunca como ahora resulten apropiadas para nuestro momento.
Dolores Gómez Molleda: Fragmentos de un escrito del 21 de abril de 1993 como introducción a su libro Amigos Fuertes de Dios: Reflexión y comentario a los textos de San Pedro Poveda.
POVEDA-IT